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BOLETIN DE PRENSA 05

ENCUENTRO DE LOS DOS CARIBES EN NECOCLÍ SUPERÓ TODAS LAS EXPECTATIVAS.



Hicieron presencia todas las delegaciones desde el Cabo de la Vela hasta el Cabo Tiburón, incluyendo San Andrés Islas, Providencia y Santa Catalina.
• Todos los asistentes se comprometieron que nuestros derechos de región son irrenunciables e innegociables.
Delegaciones de todo el Caribe Colombiano se reunieron en Necoclí los días 21 y 22 de Septiembre para deliberar en torno al futuro de la región y establecer la agenda Bicentenaria del Caribe. El evento sirvió, además para integrar y visibilizar las potencialidades de los municipios Antioqueños y Chocoanos que hacen parte del Caribe.
El alcalde de Necoclí, Adalberto Baena Oyola, se mostró complacido por la masiva asistencia de delegaciones de los diez departamentos y aprovechó para reclamar mayor atención del gobierno central con la sub-región de Urabá, que según expresó “Es mucho más que la agroindustria bananera”, contó detalles de su reciente viaje a los Estados Unidos, al tiempo que  informó sobre la visita que unos empresarios norteamericanos harán a Necoclí en el mes de diciembre próximo para conocer sus potencialidades en materia turística.
“Hoy queremos solicitarle al gobierno nacional que incluya en su agenda el desarrollo de los municipios del Caribe Chocoano y Antioqueño como una forma efectiva de contribución a la implementación  efectiva de una paz estable y duradera”, sostuvo el mandatario anfitrión.
La red de mujeres afro caribeñas, , representantes de los diferentes comités departamentales de los comité Caribe Ya, funcionarios públicos, grupos culturales, medios de comunicación y público asistente siguieron juiciosamente, durante dos días, las deliberaciones de este reencuentro del Caribe Colombiano que será institucionalizo en Necoclí anualmente como el Encuentro del Caribe, según anuncio del gobernante local.


 

TOMAS DE ARCO SILGADO

Gerente ENCUENTRO DE LOS DOS CARIBES.

COLUMNA DE ROCO

Caribe sí

 

La naturaleza en su bondad caprichosa nos supo ubicar entre la verde montaña y el azul verde mar del golfo de Urabá. Dios bendijo ese capricho natural y nacimos como caribes, desde el zuriquí en Turbo, hasta el infinito.


El mar nos arrullo desde niños con su brisa y su aroma fresco de burbujas frías; y ha sido nuestro hábitat natural, donde aprendimos a lomo de champas, chalupas, botes y balsas a manejar nuestras travesuras. A fuerza de nadar en nuestra bahía, encontramos en el agua salobre y de caricia tibia, la astucia suficiente para competir con los peces y luchar sin miedo con monstruos imaginarios, dándole sabor a la vida.


En sus playas, palmeras, cocoteros, icacos,etc; encontramos el refugio de nuestros juegos a escondidas, donde quedaron sepultados uno que otro amor furtivo y primeras pilatunas juveniles que marcarían con el tiempo nuestro destino tropical. Sussierras, sábalos, jureles, ostras y cardúmenes de otras especies han sido la base de nuestra alimentación, dándonos con ello el biotipo excepcional que tenemos como figura.
Cuando el gran Gonzalo Mejía,rompió la montaña trayéndonos el útil y revoltoso progreso, EL MAR CARIBE estaba ahí y el progreso había llegado hace tiempo con gotas de tranquilidad en canoas, pobladas de gente de Cartagena, Barú, Boca Chica, Isla Fuerte, San Bernardo y del Chocó, rio abajo por el maravilloso Atrato y, en un híbrido de fusión sanguínea con los nativos engendraron nuestra hermosa piel morena, idiosincrasia y costumbres de verdadero talante caribeño.


Amamos el ser especial de la montaña por intrépido trabajador y sentimos respeto por hacer geográficamente parte de ellos, pero el orgullo de ser CARIBE, nos infla el pecho de orgullo y alegría yaque sabemos que nuestra historia y desarrollo estará siempre frente al mar.
SI SEÑORAS Y SEÑORES FRENTE AL MAR CARIBE.


Todos los caribeños nos parecemos en su aliento, en su voz, en su manera sincera al expresarnos, en su comida en sus ritmos, en sus bailes, en su manera franca de mirar la vida, esperamos hoy, que nos acepten sin restricciones y que a futuro, no nos nieguen lo que nos corresponde como herencia de hijos olvidados.


Att: ROCO
Rafael Abelardo Romaña Caicedo
C.c.8420519 turbo


RECUERDOS EN MI ESPIRITU CARIBEÑO.

TURBO, agosto 2012.



Al pueblo que me refiero con mucho cariño, es uno de los tantos que conforman la geografía caribeña de Urabá o del Darién  chocoano .Cuando digo uno de tantos es porque una simbiosis natural de idiosincrasia  de colores, sabores, y rasgos físicos´ nos  hace parecer. Es un pueblo grande, desorganizado urbanísticamente, de calles largas y carreras amplias  en tierra pela. Casas de madera, con techo de zinc o de bahareque forradas en mierda de vaca, revuelta con barro amarillo  que, al secarse con el calor del tropical sol,  le da una dureza  con vida útil para muchos años. Además,  el techo de paja le prodiga una frescura desafiante a cualquier caliente verano. Lo que no sucede con las  de madera, pues solo tienen la ventaja que al caerle la lluvia  el goteo uniforme sobre las láminas, te arrulla e invita a buscar la costilla a tu pareja si la tienes, y si no, tendrás  que meterte las manos entre las piernas y consolarte en tu soledad. En el pueblo por lo general hay un rio con muchos afluentes que desembocan  en  el,  para correr raudo al  mar Caribe. Rio, que en invierno ruge y muestra los colmillos arrastrando a su paso con fuerza los desechos que lo ahogan en tiempos de quietud.


En  su fuga trepidante de aguas cantarinas se lleva los vahos malolientes que lo atomizan en verano .Dándole rienda suelta a nuevos aromas, ya olor a mangle verde, ya  olor a almendra, ya mango de jobo, ya a horno de carbón, ya a sierra frita, ya a jabón lemaitre, a mujer, a ropa limpia a banano , a vijáo, a café tostáo, a chocolate casero batido con molenillo, a bocachico de marriaga, a ordeño de vaca y leche caliente, a meao de yegua briosa, a ostra con limón, a camarón guisado, a plátanao maduro asáo en el anafe de Miguel López, a orilla, a yerba verde, a jugo de melón, a carimañola con pescao, a casabe, a guandú, a kola Román, burbujitas  de eructos rojos, a cocada de ajonjolí, a  cocada con guayaba madura, a caballito de papaya, a arroz con titoté, a las arepas de tatán, a las rellenas de taní, los bollos limpios de petrona,los panes de ludovina, los quequis de calixta,  Y si esas mismas aguas se alborotan demasiado al esprimirse las nubes, se convierten en implacables vengadoras rescatando a su paso y con violencia los espacios robados.  En verano se convierte en un yo- yo, que sube y baja  de acuerdo a la marea en un inhalar y exhalar de la bahía...


A mi oído llegan nostálgicos los sonidos, del gallo en la madrugada, la vitrola que muele un disco de Pedro laza y sus pelayeros,  el porro Carmen de Bolívar, del maestro, lucho Bermúdez, songo le dio a borondongo de Celia Cruz y la sonora matancera, el mambo número cinco de Pérez Prado, caballoooooo- hup….,039, vallenato estrella de alejo Durán, la casa en el aire de Escalona, vereda tropical de Daniel Santos-el mariguanero mayor- ,bam-bam-bam-bam-cuatro balazos de Tony Aguilar, la voz de Melanio Porto Ariza,-Meporto- transmitiendo un partido de de béisbol entre indios y Torices  de Cartagena ,por radio kalamary.  Mike Smullson  comenta con emoción un batazo de Joe Dimagio desde Nueva York .El batir de las alas de los pericotes que en las tardes buscan hospedaje verde donde pasar la noche.de la gata que maulla de placer, cuando la engancha el gato .del perro que lastimero llora la partida de un ser querido ,del marrano que hociquea una lombriz, del búho que antes de que llegue el sol asegura su presa, del gavilán que zigzaguea en acrobáticas maromas aprovechando el manto azul de la  noche, del que ronca fundido en un sueño placentero, de la mujer que gime y el macho que gorgotea, trenzados en un combate a muerte del amor o el sexo .me gusta el sonido de una guitarra enamorada que acompaña a un cantante  de pueblo en una serenata improvisada, me gusta el guapirreo del vaquero que conduce la manada hacia el potrero,  me  gusta el estrupicio del rayo en trueno que se mete amenazante en el fondo de Caribe,dejando una luz centellante que enceguece y acobarda-,me asusta el canto de  la cataníca  porque pronostica mal augurio, me enmudece  y emociona el repiquetear de las olas que se alzan altaneras, para luego mansamente besar la playa y perderse como por encanto en la arena. Anhelo a veces el silbido del viento huracanado que se trepa por las olas y se mete de la costa a la montaña dejando un rumor de verdes hojas, aleteando de temor y de sorpresa.


Recuerdo con cariño, las canoas que llegan de Cartagena o de Quibdó, recogiendo en su paso fluvial o marítimo pasajeros y carga, las cuales, son recibidas en la punta de las vacas por bogas que a palanca o canalete las llevan en champas, cascos o botes hasta el waffe.
También el mismo ejercicio se hace desde el aeropuerto, a donde llegan aviones Supercostellation,
De cuatro motores, llenos de pasajeros y carga que tenían como destino final Panamá y hacían escala obligada en el campo de la aduana, o sea al otro lado de la bahía, decía Alfredito, negro grandote, respetuoso, afable y cordial,-quien era despachador de la UMCA, que por este muelle aéreo, pasaron grandes personajes en tránsito como, Libertad Lamarque, Pedro Infante, y la inigualable y hermosa mujer, María Félix. Esos aviones traían carga del interior para los comerciantes del pueblo, como, Víctor Peláez Ernesto Gamboa, Rafael Bolívar  y, también llegaban funcionarios y políticos de Bogotá y Medellín, a hablar de Gaitán y de Laureano.


En esta escena caribeña y propia de nuestro entorno parroquial , no puedo dejar de lado y en el anonimato, a personajes muy queridos de nuestra  historia pueblerina,  personajes que sin tantos bombos y platillos contribuyeron en el desarrollo de nuestra  vecindad , como fueron los famosos bulteros y cargadores de maletas, homenaje sincero a hombres como el CACHA, a quien admirábamos de niños, pues siempre tenía una palabra cariñosa, además , decíamos en nuestra inocencia infantil  ,que tenía en la muñeca, la piedra de ara, la cual le daba una fuerza descomunal en la cañaña. A LAITO, hombre bajito, pero  musculoso, tan respetuoso que saludaba con una venia. Al león de apure –  NATIVIDAD MERCADO, Elegante, de él, aprendí viéndolo bailar con la MOCANGUÉ- aunque tenía su vainas era una mujer elegante y respetuosa dama.-, el son montuno y merengue apambichao. CAMARÓN, los dedos pulgares eran mellos –de ahí su sobrenombre, lo copábamos  jugando fierro, sobre los bultos de maíz del WAFFE.  CHALÁ, carretillero de mal genio, siempre tenía los ojos rojos, godo hasta los dientes. EL ÑATO CUESTA, grandote, francote, aunque a veces era contestatario, siempre tenía un buen chiste en la boca. EL SORDO, chismoso, putero, bueno para tirar puño, era el mensajero cuando  llegaban nuevas mujeres al trópico o a las brisas. .EL DOCTO, pintor de brocha gorda, fontanero y cobadó de pozo, decente y aplomado. VENENO. Peleador, borrachín, murió de hidropesía, y la gente decía que le  metieron un sapo en maranguango.
Al finalizar la tarde, observo entusiasmado los arreboles de colores,  acompañando a un sol rojo que se mete caluroso en las aguas verde-azules del golfo y para alimentar el paisaje un velero cruza con respeto, para perderse en lontananza. Cierro los ojos y con una mirada del alma recorro en un instante los vericuetos de los pueblos de Caribe, que tanto amo. Y sé que en todas esas parroquias hay los mismos sabores, destellos multicolores y, los mismos personajes en cuerpo ajeno que indican para orgullo que somos diferentes. DIOS BENDIGA AL CARIBE.


Sé que hay muchas cosas que decir, muchos personajes que mencionar y muchos mitos que derrumbar en este Caribe que habitamos con honor. Aprendí a amar el Caribe, cuando a media noche ponía un caracol  a mi oído y si escuchaba sonidos muy fuertes, sabía de antemano que estaba enfurecido y como pirata sentimental me trepaba en los sueños, navegando espiritualmente sobre las crestas de las olas que me  transportaban con cariño hacia otros lares del infinito; pero si estaba en calma, el suave aliento de mi caracol, me arrullaba y en otra escena soñaba con ángeles que me hablaban en sonoras palabras caribeñas. 


CORDIALMENTE ROCO. —
RAFAEL ROMAÑA CAICEDO.

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